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El mundo de la fabricación está atravesando una transformación significativa, impulsada por los avances en las tecnologías de impresión 3D. Entre estos avances, el chorro de metal se destaca como una fuerza revolucionaria, capaz de producir piezas metálicas complejas y de alta calidad con una velocidad y precisión inigualables. Pero, ¿qué es exactamente una máquina de chorro de metal y cómo funciona?

La impresión en gran formato abre un mundo de posibilidades para crear efectos visuales impactantes, desde vallas publicitarias cautivadoras hasta elementos arquitectónicos asombrosos. Pero, ¿se ha planteado alguna vez el papel del polvo en este proceso? Mientras que las tintas tradicionales dominan la escena, el polvo para la impresión en gran formato está haciendo una entrada fascinante, ofreciendo ventajas únicas

La impresión multiláser, una revolucionaria técnica de fabricación aditiva (AM), ha cautivado la imaginación de ingenieros y diseñadores por igual. Imagine crear objetos complejos capa a capa utilizando haces de luz y un material único: el polvo. Pero, ¿qué tipo de polvo exactamente? Abróchese el cinturón, porque estamos a punto de adentrarnos en el fascinante mundo de la

Imagine un mundo en el que el metal se transforma en una fuerza potente, no sólo para construir puentes y rascacielos, sino para propulsar cohetes hacia las estrellas. Este mundo no es ciencia ficción; es la realidad de Rocket Powder, una revolucionaria clase de polvos metálicos diseñados para superar los límites del rendimiento en diversos ámbitos.

En el ámbito de la metalurgia, donde las materias primas se transforman en objetos de utilidad y belleza, los materiales de forja son los que reinan. Imagine a un escultor moldeando meticulosamente la arcilla, pero a escala industrial, con un calor y una presión inmensos que dan forma a estos materiales en componentes complejos de gran resistencia. Esa es la esencia de la forja.

Imagine un mundo en el que los rascacielos atraviesan las nubes con una fuerza incomparable, pero pesan una fracción de sus homólogos de acero. Imagine aviones surcando los cielos a velocidades de vértigo, con cuerpos ligeros que se resisten a la fricción. Imagine implantes médicos que se integren perfectamente en el cuerpo humano, favoreciendo la curación y evitando el rechazo. Esto no es